Somos conscientes que el desarrollo tecnológico ha traído diferentes cambios en el comportamiento de los seres humanos. La forma en que nos comunicamos, el cómo nos informamos y cómo interactuamos con la información. Nos encontramos sumergidos en la web, casi la mayoría del tiempo, por no decir que siempre… Pero esto no solo ha modificado el comportamiento del ser humano, sino también la forma en que interactuamos con las marcas, productos y servicios. Los rápidos avances en tecnología, que crecen descontroladamente, ha permitido que los consumidores nos alfabetizamos, nos eduquemos y seamos mucho más conscientes del proceso y del producto que compramos.
Atravesamos por un cambio de 90 grados, ya que se modificó la forma en que se producían y se compartían los contenidos, pasamos de flyers, a banners y de puntos de experiencias a la realidad en 3D; logrando que los usuarios quieran o necesiten mejorar su experiencia y que las marcas se esfuercen por lograr ese posicionamiento en su grupo objetivo, tomando como herramienta estas experiencias.
El mundo se ha venido transformando a velocidades completamente descomunales. Los grandes avances en tecnología, comunicaciones, negocios e industrias, han provocado que comencemos a comportarnos de una manera diferente y a interactuar de forma distinta con nuestro entorno. (Según Marta Nadal Cervera, Universidad de Barcelona, 2019). Observamos que la digitalización a la que hemos estado expuestos, ha cambiado nuestros hábitos de consumo. El uso de dispositivos electrónicos, como tablets, smartphones, electrodomésticos, objetos inteligentes (IOT), redes sociales e inclusive las aplicaciones que usamos cotidianamente para movilizarnos, comer, ejercitarnos, entretenernos y trabajar; han transformado nuestro comportamiento y nos han hecho evolucionar como consumidores.
En el libro de Mutación Digital (TELOS 101), nos hablan sobre cómo estos nuevos consumidores están más informados, ya que tienen mayor acceso a la información; interactúan con otros consumidores para conocer su percepción sobre los productos y prefieren interactuar previamente con el, es decir antes de consumir o tomar una decisión de compra, estos nuevos consumidores ya han determinado y validado diferentes variables para calificarlo. Han realizado comparaciones con comentarios positivos y negativos en la web, han comparado el producto y la marca con sus respectivas competencias, han investigado sus especificaciones, sus atributos, los beneficios que pueden tener, la durabilidad y el precio en diferentes comercios.
Entonces, “Este incremento, sugiere el desarrollo de una sociedad con gran flujo de información, donde el conocimiento se construye y deconstruye constantemente, dando lugar a múltiples verdades, conocimientos y estilos de interacción desde los cuales los sujetos actúan y definen su identidad (Martínez, 2011). La tecnología ha promovido el surgimiento de una cultura nómada y global, con acceso a todo tipo de información proveniente de cualquier lugar del mundo, en constante crecimiento y de manera ilimitada. Tal como lo refiere Alarcón en los últimos años. La utilización de Internet como canal global de comunicación ha estimulado a los individuos a cambiar sus maneras de interactuar entre sí, sus hábitos de ocio y sus formas de conocerse y relacionarse, lo que ocasiona entre otras cosas, la naturalización del uso de internet y de las Redes Sociales para desarrollar actividades cotidianas.” (Luis E Ruano 1 , Ernesto L Congote 2 , Andrés E Torres 3, 2017).
Esto evidencia cómo el uso de la tecnología y la digitalización ha transformado la forma en que nos comunicamos e interactuamos con los demás, pero también nos da una ventaja frente a estos cambios y es poder aglomerar esos registros de interacciones, gustos e intereses y poder identificar patrones de comportamiento según la huella digital de cada consumidor y/o usuarios. El internet, nos da la oportunidad de ver el rastro de información de una persona, sus contenidos de interés, gustos (likes) e historial de navegación, con esta información, podemos generar predicciones de consumo, identificando patrones comportamentales, psicológicos y antropológicos que nos ayuden a diseñar estrategias adecuadas para este nuevo tipo de consumidor.
El uso de experiencias para interactuar con el consumidor (Marketing experiencial) nos permite acercarnos directamente a ellos, establecer una comunicación personalizada y tener ese espacio para generar un impacto positivo que nos permita el éxito y el cumplimiento de nuestros objetivos de negocio.
El marketing experiencial sumado al marketing emocional; resalta el valor que tiene una marca, producto o servicio, partiendo de las emociones que provocan la comunicación usada en el medio con el que se interactúa y cómo al final de esa interacción, el usuario o consumidor siente una gratificación por haber vivido la experiencia, favoreciendo a la marca” (Garcillán López-Rúa, M., 2015).